Con lo que les costó ganarla, no pudieron ofrecérsela a los aficionados, debido a que las normas en las compañías aéreas son cada vez más estrictas, no permitiendo objetos punzantes, ni líquidos, entre otras muchas cosas, tampoco dejaron meter la copa de campeones y la tuvieron que facturar, con tal mala suerte, que por error, se quedo en la cinta transportadora del aeropuerto de Hamburgo.
Afortunadamente llego a su destino al día siguiente y los jugadores pudieron celebrarlo con la afición y la mareada copa.
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