Todo apuntaba a que aquel joven llegaría muy lejos, pero como ha sucedido con otras estrellas del deporte, las malas influencias le llevaron a vivir lo que él nunca había podido imaginar. Enganchado a la cocaína, en 1992 dio positivo por esta sustancia y fue sancionado por la IAAF con cuatro años de suspensión. Finalmente le redujeron la condena a tres tras numerosos actos de arrepentimiento.
Se clasificó para participar en los Juegos de Atlanta, pero volvió a dar positivo en otro control y le condenaron a quedarse fuera del equipo para siempre. Desmotivado por completo a los tres años de la sanción le diagnosticaron un cáncer de colon, lo que acabó con toda la moral del atleta.
Pero en la actualidad, gracias sobre todo al apoyo que recibe de su novia, está volviendo a poder disfrutar de la vida. Ejerce como ayudante del entrenador en la universidad de lowa, bajo el mandato de Corey Ihmels y además está terminando los estudios que abandonó. Esperemos que todo siga por el buen camino.
Pero en la actualidad, gracias sobre todo al apoyo que recibe de su novia, está volviendo a poder disfrutar de la vida. Ejerce como ayudante del entrenador en la universidad de lowa, bajo el mandato de Corey Ihmels y además está terminando los estudios que abandonó. Esperemos que todo siga por el buen camino.
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