
El destino del trofeo robado fue descubierto gracias a las declaraciones de uno de los padrinos de la Camorra italiana, Salvatore Lo Russo, que durante el interrogatorio de un juicio hizo estas declaraciones.
El trofeo fue robado en el asalto al Banco de Nápoles en 1989 y en las declaraciones que hizo Lo Russo, también ayudo a Maradona a recuperar unos relojes que se le habían sustraído y también declaró que le había proporcionado drogas al futbolista.
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