Unas veces ha sido por la orientación, otras por las condiciones climáticas, otras por el gesto generoso de un compañero sacrificando su vida por la tuya… Experiencias que hacen de una aventura que en principio se ve con entusiasmo, se convierta en el peor de los infiernos, aun para gente experimentada en estas ascensiones.
Una de las últimas incursiones de los equipos de rescate fue hace unas semanas cuando unos montañeros italianos ascendieron el Aconcagua y tuvieron muchos problemas por culpa de un temporal de nieve y viento que les dificultó el regreso a la base.
Perdieron a dos de sus compañeros, pero se deshacían en elogios hacia ellos, porque si no es por ellos, las consecuencias hubieran sido nefastas. Los montañeros se perdieron en medio del temporal con temperaturas de 25 grados bajo cero y vientos de hasta 70 km/h. Cuentan que tuvieron que beber su propia orina mezclada con nieve para no deshidratarse, hasta que llegaran los equipos de rescate. Finalmente fueron llevados a un lugar seguro y por fin terminó la pesadilla.
Son muchos los interesados en subir la montaña cada año, pero la verdad es que la estadística nos revela que últimamente las desgracias han aumentado a una cifra alarmante.
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