Finalmente estos artefactos no fueron vetados en los campos y su sonido atronador hizo que a más de uno le hiciera falta un buen antídoto contra el dolor de cabeza.
En Ciudad del Cabo, se había situado una vuvuzela de 37 metros de largo sobre la azotea de uno de los edificios de la ciudad, pero tuvo que ser prohibido su uso durante el mundial, puesto que, su sonido ensordecedor podría crear problemas incluso en la circulación del tráfico.
François Marais, uno de los responsables del constructor automovilístico surcoreano Hyundai (artífices de la creación de este instrumento), comentó en el periódico Sunday Times que es muy ruidosa, pero que esperaba que sirviera para la celebración de las victorias de su equipo.
Las vuvuzelas fueron el símbolo de este Mundial sudafricano y son vinculadas a los cuernos de kudus, los antílopes, que antiguamente utilizaban para comunicarse de unas tribus a otras.
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