El dopaje mecánico, como ha sido bautizado, tendrá su fin en esta prueba, puesto que se colocaron escáneres para el control de las bicicletas y asegurarse así que dentro de ellas no hay ningún mecanismo que pueda resultar beneficioso para el corredor en cuestión.
La UCI ha constatado que el escaner ha resultado primordial y que se está llegando a un acuerdo de colaboración con la Escuela Politécnica Federal de Lausana, para poder controlar de una mejor manera el material utilizado para el ciclismo y que con el tiempo será objeto de una reglamentación más severa.
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