De primeras, no se utilizan los conocidos palos de diferentes tamaños y pesos, ni las pelotas, sino que se utiliza una especie de disco volador, como si fuera un frisbee. El objetivo del juego es conseguir meterlos en unas cestas o golpear arboles o cosas por el estilo. Al igual que el golf, un total de 18 objetivos serán la meta para llegar al final de juego y tiene que ser recorridos en el mínimo número de lanzamientos posibles. El disco tiene el tamaño de un plato de café.
En Inglaterra ya hay numerosos recorridos y aunque a nosotros nos resulte desconocido, en otros países del mundo no resulta nada nuevo la práctica de este deporte, como en Japón, Australia, Noruega y Canadá.
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