El defensa del Chelsea salía a eso de las 23h al volante de su coche y acompañado de su esposa Toni. Una masa de aficionados se agolpó rodeando al coche para intentar hacerles fotos y tras varias intentonas de seguir adelante, Terry perdió los nervios y salió a gran velocidad, llevándose por delante a uno de ellos.
Ni tan siquiera paró, para comprobar el estado de la víctima que simplemente se aquejaba de una rodilla sin mayores consecuencias. Justo detrás salía el autocar del Inter, que tuvo que permanecer un rato parado hasta que se despejó la zona donde había tenido lugar el atropello.
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