Huggins cogió decidido el micrófono tras hablar con los árbitros del encuentro y pidió por megafonía que hicieran el favor de comportarse y no arrojar nada al campo, puesto que podían lastimar a algún jugador o a los árbitros. Y tras el discurso, la grada aplaudió para condenar esos actos que no traen buenas consecuencias.
Como final del discurso, Huggins no demostró ningún tipo de piedad contra los agresores y pidió que si volvía a ocurrir no dudaran en señalar a los culpables para echarlos del estadio.
1 comentario:
Pues este sí que es un tipo sensato. Cuánto deberían otros muchos de él, son los primeros que deben dar ejemplo y acciones como esta son las que escenifican el famoso fair play. Viva Bob Huggins!
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