Según la Agencia anticorrupción, Volarevic, amigo de por aquel entonces entrenador del Kiel, habría podido entregar 92.000 euros a la pareja que pitó el encuentro, para que ayudara al Kiel en la final.
Mientras Volarevic niega todo y dice que el dinero que recibió fue por unos traspasos de jugadores, las investigaciones siguen abiertas y la Federación Internacional de Balonmano ha mostrado su preocupación por estos casos de corrupción que tanto empañarían la imagen deportiva del balonmano.
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